Hace unos días me encontré con una grata sorpresa paseando por los artículos de la Revista Uno. Un artículo de la revista nº 7 titulado «El juego del <<Bèlit>>» me llamó mucho la atención. Primero me percaté de que este juego no era ni más ni menos que el que yo llamaba bigarda y después me ilusionó que lo relacionaran con las matemáticas, lo que producía una combinación deliciosa entre Educación Física y Matemáticas, mis dos disciplinas favoritas.
La bigarda (también llamada billarda, bigarza o buarda, entre otros) es un juego tradicional muy divertido. A mí me lo enseñó mi abuelo hace ya unos cuantos «añillos». Pero seguro que ahora mismo te estás preguntando, ¿cómo se juega a ese maldito juego? y, ¿qué relación hay entre ese juego y las matemáticas? A continuación intentaré desvelarte estos misterios. Para el primero me ayudo de esta página, que transcribo cambiando algunas reglas del juego para darle una mayor relevancia matemática:
Ficha técnica
Materiales: Palo de escoba y una piedra (cantón).
El palo: de 50 a 60 cms. aproximadamente.
La bigarda: palo puntiagudo por ambos extremos de 20 cms. aproximadamente, hecho por los niños/as. Entorno: La calle.
Edad de los participantes: De 10 a 16 años.
Número de participantes: Ilimitado. Dos grandes equipos.
Desarrollo del juego.
Se sortea para saber qué equipo comienza a tirar. Primero tiran todos los de un equipo y después todos los del otro equipo. Un niño del equipo A coge el palo con una mano y la bigarda con la otra, da un golpe en el cantón con el palo (para que los demás sepan que va a sacar) y seguidamente suelta la bigarda de la mano y cuando ésta está en el aire le da con el palo procurando lanzarla lo más lejos posible.
El equipo B está alejado, donde ellos creen que caerá la bigarda, se desplazan intentando cogerla en el aire o al primer «bote» (la paran con las manos o las chicas con el vestido y los chicos con el jersey). Si la cogen en el aire el niño del equipo A que está tirando pierde y tiene que tirar el siguiente de su equipo.
Si los del equipo B no la cogen en el aire la bigarda cae al suelo, un niño del equipo B la coge en la mano y la tira a «empalmar» (que la bigarda toque el cantón). Si la «empalman» el niño del equipo A que está tirando pierde y sigue tirando el siguiente de su equipo.
Si no la ‘empalman’ el niño que está tirando da con el palo en uno de los extremos de la bigarda para levantarla y, una vez en el aire, intenta golpearla. Esto lo repite tres veces. Éste pierde si al terminar de dar la tercera vez no hay más de tres palos (echados en el suelo) entre el cantón y la bigarda.
El niño que está jugando calcula más o menos la distancia que hay «en palos» entre la bigarda y el cantón y dice «tantos palos». El otro equipo valora si la distancia estimada es superior o no a la real. En el caso de que opinen que es inferior o igual, el primer equipo se apunta los palos mencionados (que son como el puntaje del juego). Si, por el contrario, piensan que es superior, se dispondrán a medir la distancia con el palo. Si tiene razón el primer equipo se apuntarán el doble de los palos que estimaron, pero en el caso de que la distancia real sea menor que la estimada no se quedarán con ningún punto (palo). Los palos que pidió se van sumando a los palos que lleva acumulados, su equipo, el juego consiste en juntar más número de palos que el otro equipo. El juego puede ir a 500 palos, 1000 palos, etc.
Y ahora, una vez que ya sabes cómo se juega, intentemos descubrir su relevancia matemática. En el artículo mencionado más arriba se nos indica que se puso en práctica este juego en un colegio de Girona con alumnos y alumnas de 6º de Primaria para aprovechar su componente matemática. Hay por lo menos dos contenidos que saltan a la vista: la estimación y la medida de longitudes. Pero también existen otros más ocultos que fueron surgiendo a lo largo de la actividad, como el descubrimiento de estrategias para medir distancias, cambio de unidades y utilización de tablas y gráficas:
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El descubrimiento de estrategias para medir distancias surge después de varios juegos por ser muy «engorroso» medir las distancias con el palo. Por ello se buscan nuevas formas: hacer nudos en un cordel marcando la medida del palo, utilizar una cinta métrica buscando la relación entre el palo y la misma, medirlo con los pies sabiendo la relación entre la longitud de éstos y el palo…
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El cambio de unidades también se da en algunas de las estrategias anteriores, pero además se origina gracias a un incidente que provoca no poder usar el palo que se tenía hasta entonces. El nuevo palo no era de la misma medida y, para poder seguir usando las estrategias anteriormente citadas, se hizo necesario hallar equivalencias entre el viejo y el nuevo palo.
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El uso de tablas y gráficas ayudó a recoger las equivalencias entre las distintas medidas de longitud y anotar la evolución del juego.
Si os interesa todo esto os recomiendo que leáis el artículo (si sois usuarios de la ULE podéis pedir la clave en la Biblioteca de la Facultad de Educación para poder verlo por Internet) y como no tengo ya ganas de escribir me despido pero, eso sí, no lo haré sin antes gritar bien alto: ¡vivan los juegos!
En un pueblo de las estribaciones de las montañas del Teleno, llamado Iruela de Cabrera (León), hoy en dia seguimos practicando este juego de la bigarda por gente de todas las edades (el que suscribe 56 años). Al finalizar el ganador/s, se llevan un trofeo que consiste en una replica del monumento que esta instalado en el pueblo en memoria de nuestro ilustre vecino José Rodriguez, el famoso «relojero Losada», que construyó y donó el reloj de la Puerta del Sol de Madrid.
Móstoles, 21/08/2012
Un saludo «Pele».